lunes, 24 de octubre de 2016

Queer as Chev Chelios.

Hoy me acordé de esos años. Me llamó un antiguo amigo y luego de conversar me acordé que me presentó a una amiga de su polola. A comienzo de este siglo. Cuando yo veía Queer as Folk en I-Sat y Aidan Gillen, Littlefinger de GoT era Stuart. La busqué en facebook y aparece con un vestido. Sigue siendo muy linda. Cuando la conocí fue la primera mujer bonita que me prestó atención. Era un poco menor que yo, creo que estaba en su primer año de universidad. Además era modelo de revistas. En fin, fue una historia que duró tres años y diría que es la única mujer por la que he sufrido. Yo era muy joven, pero nunca más he dejado crecer un sentimiento tan intenso como el que tuve por ella. Diría que estuve enamorado, en una torcida y popular acepción de fantasía y desprendimiento de la propia persona. 

Tuvimos una relación interrumpida durante tres años. Dejé de hablar con ella cuando me contó que estaba embarazada y quería abortar. Por supuesto, yo no era el padre. Me propuso que reconociera a su hijo aún no nacido. Tomé eso como señal de escape. El niño nació y la parte curiosa del cuento es que ella me había contado que la andaba rondando un tipo. Ella se hacía la que lo despreciaba, que no era nada, lo miraba en menos...y quedó embarazada con él. Años después tuve otra polola, buena persona pero que me tenía medio aburrido. Ella empezó a quejarse de que un compañero suyo la estaba acosando, pero era feo, pobre, sin ninguna gracia. Cuando terminé con ella no se demoró mucho en buscarlo y casarse con él. 

Algunos amigos me molestan con que todas las minas que voy dejando se terminan casando dentro de un año. Me comparan con el personaje de una película que no he visto y me da risa. Cuando era joven me acuerdo de noches de angustia en las que me salvé con The Flaming Lips y su Yoshimi battles the Pink Robots, sintiendo que nunca conocería una mujer para mí, que nadie me querría nunca y que moriría solo. Lo curioso es en unos quince años he cambiado mi perspectiva totalmente. He conocido y he sido amado por muy buenas mujeres pero a todas las he dejado. 

Con todas ha habido algo incompleto. Algunas se han convertido en amigas, a otras no las he visto más. A casi todas les deseo bien. Nunca he hecho una escena de celos. Nunca le he levantado ni siquiera un dedo a una mujer. Nunca he sido infiel en una relación. Nunca he tenido ningún tipo de interacción que no haya sido consentida. Nunca he dicho un piropo en la calle ni dado un agarrón clandestino. 

Ahora ya entrando a la vida adulta propiamente tal, miro como mis amigos se empiezan a separar. Ya hay procesos judiciales, divorcios, pensiones de alimentos. Los veo mudarse a los suburbios, a casas que no valen ni cerca lo que cuestan y pagan dividendos ridículos por ellas. Empiezan a tener deudas y se muestran como lo que quizás siempre han sido. 

En fin, este desahogo anónimo me sirve para recordar mis objetivos inmediatos:

1) Terminar mi tesis de posgrado.
2) Volver a tener forma humana.
3) Volver a independizarme.
4) Cambiar mi auto.