viernes, 17 de octubre de 2014

17 de octubre.

Hay cientos de cosas interesantes que pasan a mi alrededor, pero hice este blog anónimo para hablar sólo de lo que me pasa a mí. A ratos soy muy huevón y pienso demasiado en tantas cosas que cuando me animo a escribir me cuesta una enormidad ordenar mis ideas. A ratos lo logro y he producido algunos escritos bien interesantes. Pero ahora tampoco quiero escribir de nada trascendente, sino plasmar mi incomodidad por la contradicción interna que a ratos se manifiesta y me quita la tranquilidad: sé que mi lucidez es incómoda y debiese asumir mi realidad, pero por otro lado me gustaría compartirla con una mujer que pueda tolerarla. Cuando me muera seguiré buscando la verdad, ese es el camino que me motiva. Sé que nunca la encontraré, pero cada paso que pueda dar será un avance. Eso es solo una parte del problema.

Tengo que vivir una vida de hombre y parte de mi es un genio. O aspirante a desarrollar la genialidad de mis pensamientos, que no logro reducir a pesar de consumir grandes cantidades de pornografía o de comida para acallarlos. Y quiero acallarlos por miedo, solo por miedo a que no sean recibidos. A que en el fondo no sean tan geniales. Pero tampoco eso me impide escribir. Puedo decir que me han leído miles de personas, mis intentos de poesía tienen cerca de dos mil visitas, mis artículos académicos están dentro del top uno por ciento mundial. Mi antiguo blog fue visto cerca de cincuenta mil veces. Pero no me gano la vida escribiendo. No podría hacerlo. Escribir para ganarse la vida es un oficio de poca dignidad por el peligro que entraña decir cosas por necesidad.


jueves, 16 de octubre de 2014

16 de octubre.

Desde mi última entrada han pasado 35 días. El tiempo se me ha ido volando. En mi campaña personal estoy relativamente conforme, me falta para recuperar mi forma pero he avanzado. La amiga de un amigo me quería conocer, pero tenía un hijo, y ese tema es una gran señal de alerta para mí. No quiero volver a pasar por eso.

Hace un rato estoy tomando eszoplicona para dormir. Es un inductor del sueño, me lo recomendó el médico de la familia. Duermo bastante bien.

Hace una semana rechacé una cliente. Poder decir que no a un caso fue genial, estoy aburrido de tomar cosas chicas y afortunadamente en mis otros asuntos me ha ido bien. Ya estoy saliendo de los primeros cachos, asuntos que como abogado sin experiencia uno toma, cobra barato y luego pasa meses tratando de arreglar los líos de los clientes. Todo ese tiempo invertido debe valer la pena. Mi padre me dio un consejo para cobrar honorarios: que diga el doble de la primera cantidad que piense. 

Tengo una lista de cosas que quiero hacer, pero lo fundamental es encontrar alguna tribuna. Durante buena parte de mi juventud escribí mucho y siempre hubo quien me leyera. Incluso si me googeleo encuentro mi nombre citado (dos veces). A mi edad eso está bien. Pero ya no soy joven, debiese tener una tribuna más seria, publicar artículos, escribir un libro. Un buen amigo me comentaba que hay escasez de trabajos presentados para revistas universitarias. Eso puedo hacer.

También tengo que definir que mierda voy a hacer con mi futuro: si postulo al extranjero o no. Al menos ya encontré un poderoso argumento para no postular a las becas Chile: el Estado le regala estudios en el extranjero a abogados que luego ejercen en los estudios jurídicos de los ricos y poderosos. Claro, este pensamiento se fundamenta en el prejuicio, pero estoy tentado de buscar los resultados de las becas y buscar a cada uno de los abogados que han sido beneficiados para ver si mi teoría es correcta o no. Sólo se trata de buscar entre 2.000 becados, ver cuales son abogados y donde trabajan. Jajaja.