lunes, 23 de enero de 2017

Otro 23 de enero.

En estos últimos días he leído mucho, principalmente a Kant. Quizás se transforme en el filósofo de mi ser adulto. Es curioso, Schopenhauer exige como requisito para poder entender su propuesta filosófica el haber entendido previamente a Kant. Eso lo supe tarde, cuando ya había entrado en su filosofía, sin haber leído aún "El mundo como voluntad y representación". Quizás pase algunos años con Kant y luego pueda volver a Schopenhauer. Siempre hay que cuidarse del malvado Hegel.

El asunto es que hoy me enamoré dos veces. Osea, no es ese enamoramiento adolescente y fulminante sino que por casualidad me encontré con dos mujeres, una en la mañana y otra al atardecer, que me gustaron mucho. En otras circunstancias habría sido más atento, pero creo que me estoy volviendo rústico. Espero no convertirme en un roto maleducado, como Trump, pero como que tengo algo de desdén. Una actitud a la defensiva, de no pedir el teléfono, ignorar cualquier gesto que pudiera interpretarse como que yo les podría haber gustado a ellas. 

Hoy andaba vestido como si fuese a conocer al amor de mi vida. Bastante elegante. En la mañana conocí a F., muy linda. Santiaguina de voz relativamente ronca. Colegio SEDUC. ¿Debo asumir que es una fanática del Opus? ¿Cuánto se puede prejuzgar a una persona? Tiene 23 años. Era bastante bonita y no tenía la típica cara de caballo de las pitucas santiaguinas. Era ligeramente más baja que yo, pero con tacos seguro me pasa. Eso me gusta. En fin, era muy interesante, el punto en contra es que tenía un tatuaje y que nunca la voy a volver a ver.

Por la tarde me encontré con S., una sobrina de mi jefe. El no nos presentó porque asumía que ya nos habíamos conocido. Los dos dijimos que no, pero luego me acordé que sí la había saludado una vez. S. es más linda que F, andaba con un vestido de algún color entre rosado y rojo que seguro tiene un nombre que no conozco. Ella es sureña y tiene muy lindos rasgos. Es bastante más baja que yo y su vestido insinuaba una figura atractiva. Muy buen escote. Lo malo es que fuma. Encendió su cigarrillo cuando todos los otros fumadores habían terminado. Estaban volviendo al concierto en el que estábamos y yo fui galante por un instante, porque dije que la esperaba que se terminara el pucho. Se quedó un pariente de ella y otro tipo. Hablamos un par de generalidades y me corrigió sobre un río de la zona. Cuando volvimos a entrar ella iba a mi lado. Un amable guardia nos abrió una puerta y yo como que murmuré "pasa". Ni siquiera fue toda la palabra, sonó como "psssa". En fin, luego del concierto no la volví a ver, hasta que nos fuimos. Ella debe tener unos 24 o 25 años, estaba en el SUV estacionado al lado del mío, en el asiento de atrás. Su mamá o tía iba manejando. Y eso fue todo. La busqué en facebook y pensé en agregarla. Me la iba a jugar pero su configuración solo permitía mensajes. Además de bonita parece tener una rica vida interior. Eso es interesante.

Eso fue la parte buena del día. La parte más trágica fue darme cuenta de que estamos en un proceso grave de deterioro cultural. Convengamos que la cultura es artificial. Anti natural si se quiere. Por eso las costumbres varían de pueblo en pueblo. Durante el concierto, en un auditorio, andaba corriendo la hija de alguien. Una niñita de un par de años. ¿Por qué estaba ahí? Sus carreras fueron un distractivo. Podría apostar que sus padres no son malas personas. Ni idea quienes son, pero la buena fe se presume. Ahora, la interrogante es que pensaron cuando llevaron a una niña de unos tres o cuatro años a un concierto de música clásica, en un lugar cerrado. Yo pienso en el hombre primitivo que no conocía el pudor ni la privacidad. Cuando el mundo era solo de pastores o recolectores que vivían todos juntos. Ese mundo que ahora es idealizado pero que fue es una etapa entre el animal y el humano. Y como que nos estamos animalizando. La crítica a nuestra cultura ha dado paso a un desprecio por todo lo occidental. Schopenhauer pensaba que el ser humano es algo que no debe ser y por eso mismo deja de ser. Pero yo agrego que mientras seamos, vivamos como personas civilizadas.