sábado, 20 de noviembre de 2021

Vivir y morir solo

 En este momento estoy chateando con cuatro mujeres. Tres chilenas y una japonesa.

Sobre la japonesa no sé nada. Puede ser cualquier persona, pero es un WhatsApp agradable.

De las chilenas: Una tiene 26, está bien buena, pero es antivacunas. Hace más de un mes que no hablábamos, la borré como contacto cuando me puse a pololear. Hoy me escribió.

Otra tiene 41, podría decir que es uno de los grandes amores platónicos de mi vida. Nos conocemos desde niños. Su vagina fue la primera que vi, en esos juegos infantiles de descubrimiento. Para variar yo era super tímido. Durante estos treinta y tantos años que nos conocemos hemos tenido onda muchas veces. A veces yo no la pesqué y luego ella no me pescó a mi. Ahora está separada y me late el corazón cuando leo sus mensajes. Tenemos una cita pendiente.

La última tiene 34. Ya he escrito sobre ella. Es mi problema amoroso. Es muy bonita, soltera, sin hijos. Votamos por el mismo candidato y por las mismas razones. El domingo pasado me escribió sobre sus gustos en la cama. Hasta el martes estuvimos bien, ella dice trabajar harto y no tener tiempo para salir a comer. Miércoles y jueves no contestó mis saludos. El viernes no la saludé y me escribió. Me dijo que realmente estaba complicada para salir a comer durante la semana. Le respondí y me puso corazoncitos. Anoche le mandé un meme y se río. Hoy vi sus historias de instagram y había puesto una de su pausa de almuerzo del viernes y otra con un meme de que a las 2 am estaba acostada sola viendo memes y series, con una canción sobre el amor de su vida. En mi inmensa ingenuidad pensé que podría tratarse de mi. Ella se quiere casar y ser mamá. Yo me quiero casar y ser papá. Le escribí y no me respondió. Borré los mensajes. Luego subió otra historia con la canción "What's going on". ¿Qué pasa? Parece que conmigo, nada.

En fin. En este rato, la mina con la que no hablaba hace un mes me había escrito solo para pedirme un favor. Le dije que no.

Y llego al final del asunto. No sirvo para conquistar. En todos estos años he tenido muchas pololas y he tirado un montón, pero siempre con minas que me han escogido. Como en "Leif Eriksson" de Interpol: 

"I'm just prey for the female

Well then hook me up and throw me baby cakes

'Cause I like to get hooked"

Pienso que mi problema es que no me gusta mentir. Y la psiquis femenina vive de mentiras. Dicen que quieren un hombre honesto y fiel, pero al mismo tiempo le gusta sufrir pensando que las pueden estar engañando. Dicen que les gustan los hombres atentos, pero solo actúan cuando sienten indiferencia. Cuando veinteañero un amigo me dijo que a las mujeres había que tratarlas con el látigo de la indiferencia para que se revuelquen en el colchón de la desesperación. Sí, eso funciona. ¿Cuál es la gracia?

Yo no sirvo para seducir, si eso significa mostrar solo lo atractivo. Ya no me interesa solo culear. Quiero algo importante para mis próximos 40 años. Parece que no será así. 



jueves, 18 de noviembre de 2021

Lo peor

Lo peor es empezar a acostumbrarse a una rutina. Tener a alguien a quien darle los buenos días y las buenas noches. Empezar a entrar en los misterios del alma de otra persona y dejarla entrar a la de uno mismo. 

Lo peor es terminar de estar con una mujer de carne y hueso. Yo estaba feliz mirando porno. Una buena paja es mejor que muchas de las relaciones que he tenido. Me revitaliza. 

Acá estoy, extrañando una rutina que no alcanzó a madurar y que luego de un atisbo de amor me ha dejado con ganas de tirarme por el balcón.

¿Sería todo?

Ni te pregunto y me cuentas como te gusta el sexo. No tienes tiempo para juntarnos y luego me dices que puedes cualquier día, pero tarde. Estás trabajando un montón.

Son las 11:25 de un día jueves y sigo acostado. Ni siquiera he tomado desayuno. Anoche viste mis mensajes a la 1 am. No me respondiste. Hoy te saludé de nuevo. Tampoco hay respuestas.

¿Cómo pasaste de tanta onda a la indiferencia? ¿Será solo que tienes mucho trabajo? Me estabas gustando un montón. Desde que leí tu descripción en Tinder y vi lo linda que eres me has interesado. Cuando hicimos match no lo podía creer. Te escribí en un tono tan intenso como el de tu descripción... y cancelaste el match.

Después averigüe tu nombre y te agregué en Facebook. Aceptaste mi solicitud. Vi que teníanos algunos amigos en común. Me puse a pololear y todo quedó ahí. Pasó ese mes y me seguías interesando. Le pregunté por ti a una amiga en común. Ella me dio tu instagram. 

Te empecé a seguir y pediste seguirme. Te saludé hace una semana. Empezamos a hablar todos los días. Y ya llevo dos sin saber de ti. Supongo que debo dejar de insistir. Si quieres me hablarás y si no pasa nada, habrá sido todo.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Hola

 Hola que pasa que no me has escrito en todo el día. ¿Hay algún problema? Me dices que te quieres casar y que tengamos hijos, me dices cosas tiernas, me cuentas como te gusta el sexo ¿y desde anoche no me respondes? Supongo que solo has estado ocupada. No me gustaría que lo nuestro termine así. 


martes, 9 de noviembre de 2021

Ex polola

Durante el último mes estuve pololeando. Terminaron conmigo la noche del sábado para el domingo. Fueron 30 buenos días. A ella la conocí en Tinder. Tiene 21 años. Es la relación con la mayor diferencia de edad que he tenido en mi vida, aunque pensaba que si sumaba todos los años de diferencia que tuve con mujeres mayores que yo, llego fácil a 20. 

En el principio su edad no era tema. Sus fotos estaban bien. Era flaquita y simpática. Ella fue la que me habló, rápidamente le pedí el teléfono y me lo dio, la cosa fluyó bastante bien. Teníamos muchas coincidencias, los dos somos (o éramos o fuimos) personas de centroizquierda. Ella estaba muy molesta por el rollo de sus primas feministas, quienes le cuestionaban que pensara en casarse y tener hijos. Viajé a conocerla. Como algo curioso, me preparé mucho para viajar. Fui a cortarme el pelo, le compré chocolates y flores. La pasé a buscar y fuimos a almorzar a un restaurant con buenas calificaciones, pero que estéticamente era vulgar. Parece que a la gente le gusta porque las porciones son grandes. Pedimos lo mismo, un filete especialidad de la casa. Eso era una de las cosas geniales de ella: Era femenina y no feminista fanática, le cargaban los veganos, comía carne y no comía mariscos ni pescados. Super compatible conmigo. No pudo cortar la carne y le pregunté si le cambiaba el cuchillo, me respondió que pensó que me iba a ofrecer a cortarle la carne. Hice eso, le corté la carne como si fuera una niña. 

Luego del restaurant salimos a dar vueltas por la ciudad en la que vive, a la que llegó hace menos de dos años, y no conocía mucho. La llevé a la playa, a otros pueblos cercanos, anduvimos toda la tarde en mi auto. Le tomé la mano y me la apretó. Volvimos a la ciudad y estaba todo cerrado. Ella me dijo que por qué no íbamos al departamento que yo había arrendado y pedíamos algún delivery. Eso hicimos. Luego se metió en mi cama, entre los plumones, con ropa. Hice lo mismo. Nos dimos algunos besos, aunque en realidad no eran besos propiamente tales, sino que me mordía el labio inferior con fuerza. Me gustó. Traté de meter mano, pero no le gustó. Estuvimos acostados como unas 5 horas, conversando y con algunos besos. No se quería ir, pero vive con su hermana y tenía que volver a su casa. La fui a dejar y quedamos de almorzar juntos al día siguiente. 

La pasé a buscar y fuimos a un super restaurant en otra región. Me contó alguna historia de una familiar que había salido de la región con el pololo y la abuela se había espantado. Almorzamos, la volví a dejar y retorné a mi ciudad. Eso fue sábado y domingo. El jueves siguiente viajó a mi ciudad. Le compré pasajes en bus. Pasamos la noche del jueves para el viernes juntos. Se sacó la ropa y quedó en calzones, con una polera mía. Me había dicho que estaba con la regla y preguntó si me molestaba que mancháramos las sábanas. Le dije que era mi cama y mis sábanas, así que no había problema. Una vez acostados, tampoco quiso tener relaciones. Si le agarré las pechugas y eran sorprendentemente grandes. Vimos algo en Netflix y después de horas en eso le dije que no aguantaba más el dolor de los testículos y que iba a poner una porno para correrme una paja. Me dijo que le podía agarrar una pechuga. A esas alturas habíamos hablado harto de sexo, a ella le gustaba el sexo duro y veía porno BDSM. Puse una porno que era algo en ese estilo y empezó a salibar. Literalmente se le hizo agua la boca. Se empezó a masturbar por arriba del calzón. Me pidió que la tratara de puta, cosa que hice y se volvió loca. Ahí sí me besó como corresponde, con lengua, y una vez que acabó la tomé y le hice una irrumación. Sonó cuando se atragantaba y acabé en su boca. Se tragó todo el semen, que fue harto. 

Al día siguiente le serví desayuno. Seguimos acostados mirando cosas que le gustaban a ella y en un momento me pidió ver de nuevo una porno en el computador. Puse una y se volvió loca. Buenos besos, se pajeaba, le mordí las tetas, le mordí los pezones tan fuerte como pude, se las agarré con las manos y sentí que se las iba a despegar del cuerpo de todo lo que la apretaba. Eso le encantó. Le gusta el dolor, pero no quería sexo anal ya que como católica (?) sentía que debía llegar con algo virgen al matrimonio. Después que ella acabó, bien rico, como me gusta a mi, que giman más que griten, le ordené que me lamiera e hiciera sexo oral. Le dije que metiera su lengua entre mi prepucio y el glande. Obedeció a todo. Acabé en su boca y nuevamente se tragó el semen. Me dijo que le encantaba que yo fuera dominante, porque ella es sumisa. Y yo no soy dominante, sólo sigo la escuela de Rocco Siffredi, a las minas trato de matarlas con el pico, eso es todo.

Le pedí que se quedara todo el fin de semana, pero no quiso. Se fue. En ese momento, después de haber pasado casi dos años en abstinencia-covid, pensé que había encontrado a mi última mujer. Sí, era chica, pero se vestía muy bien. Ropa decente, elegante. Mucho mejor que mujeres de una edad más apropiada y que andan con esos horribles jeans rotos. U otras mujeres que son 10 o más años mayores que ella y que se tiñen el pelo verde o rosado o que se rapan un costado. En fin, era una niña bien que quería ser una puta en la cama. En esa ilusión mía, borré mi cuenta de Tinder... y se lo dije. Perdí años de esa aplicación, con más de 200 matches en dos continentes, con conversaciones que habían quedado pendientes, etc.

En la semana siguiente ella viajó a su ciudad natal. La cosa se puso rara porque me exigió que no la llamara por teléfono. Hasta el momento habíamos conversado todos los días. Me decía que le complicaba estar hablando conmigo y que la sorprendieran en su casa, así que para evitar tener que dar explicaciones, no habría comunicación telefónica. Solo WhatsApp y mensajes de audio. Antes de que ella viajara le quise dar las buenas noches (todos los días nos dábamos los buenos días y las buenas noches) y como no me respondía, la pinché. Se indignó. Me dijo que la había pasado a llevar, que no la respetaba, etc. En ese momento me copé y borré las conversaciones de Wsp. Supuse que todo se había terminado. Me empezó a escribir y retomamos la relación. 

Durante esos días hablamos de sexo. Ella quería sexo duro, que la amararra, que le diera correazos, que usara vibradores. Compré de todo eso. Creo que gasté unas 300 lucas en artefactos. El fin de semana que pasó sería nuestra primera vez. Viajé a verla, la pasé a buscar, estaba enojada. Se le fue pasando, caminamos de la mano, fuimos al restaurant donde hice una reserva. Todo bien. Terminamos y fuimos al departamento que había arrendado. Íbamos a estar juntos del sábado al lunes. La tarde del sábado fue buena, terminamos de ver una serie que le gustaba y me sentía el hombre más afortunado del mundo. Tenía en mis brazos, en calzones y una polera mía, a una chica preciosa. Es la mina más flaca con la que he estado. Literalmente podía rodear su cinturita con mi brazo. Con piernas bien proporcionadas y unas tetas enormes, que se le salían hacia los costados. Cuando se reía se le iluminaba la cara y tenía margaritas. En fin, como dije, esa tarde fue super buena. Rechazó cada uno de mis avances, aunque se puso cucharita para que le agarrara las pechugas. También me mordió. Lo raro fue cuando reclamó, como tantas otras veces, porque yo tenía el pico erecto... y le dió dos combos. No me dolió, pero lo encontré muy raro. Cuando terminó (¡al fin!) su serie, que a todo esto tenía hartas escenas de sexo, pensé que sería el momento de nosotros...

No fue así. Ella quería mirar alguna otra serie. Cuando iba a poner una le dije que esa no, porque yo ya la había visto. Respondió que ella no. En ese momento me molesté y empezamos a discutir. Yo no entendía porqué no quería culiar. Ahora han pasado tres días, y cuando pienso en esto, me cuestiono si a lo mejor ella quería que yo la violara, es decir, en esas cosas de ahora que son "consensual non-consent", algo así como sexo consensuadamente no consentido (CNC). Bueno, evidentemente yo no lo iba a hacer. Y luego conversamos. Se puso a llorar porque su mamá no la quería y siempre le reprochaba que ella fuera cercana a su papá. Yo pensaba que los daddy issues se provocaban por papitos corazón ausentes y que las minas querían llenar un vacío metiéndose con un tipo que les evocara al papá. En este caso, su papá era harto mayor que yo, así que no sé si sería el caso. Pero sí, ella tenía una relación extraña con su papá. Entre muchas cosas, me dijo que estaba confundida, que no sabía lo que quería, que esto iba muy rápido, que no quería cometer los mismos errores que en relaciones pasadas, donde hubo mucho sexo y al final la gorrearon o se dio cuenta que la querían solo para la cama. No sabía qué hacer con su vida. 

Me di cuenta de mi error. La había considerado por lo que ella declaraba, pero, en realidad, por más madurez y claridad en sus dichos, seguía teniendo 21 años y andaba tan perdida como todos lo estuvimos a esa edad. Me había dicho que si quería me devolviera el domingo y le dije que lo estaba pensando. Eso le dolió. Esa noche dormimos distanciados, a diferencia de las otras ocasiones en que lo hacíamos abrazados. De repente ella despertaba, me abrazaba y me preguntaba si yo había estado llorando. Eso era raro, nunca he llorado. Pero bueno.

A esas alturas yo estaba bastante chato, me sentía enojado conmigo mismo por estar siendo manipulado por una cabra 20 años menor. Pensé que a lo mejor ella estaba conociendo a otras personas y quería congelarme un rato, a ver si encontraba algo mejor. Reinstalé Tinder y claro, su perfil seguía activo. Despertó y me abrazó, me empezó a acariciar el pelo, cosas tiernas. Yo trataba de retribuirle, pero me rechazaba. En eso tomamos nuestros teléfonos. No sé si ella miró su Tinder y me vió, o se fijó en la App instalada en mi pantalla. Me reclamó. Le dije que la había reinstalado para ver si ella seguía activa y replicó que mejor le hubiese preguntado a ella. Su perfil seguía activo, "pero ya no se metía"...

Eran como las 9 am y me dijo que a la 1 se iba. Tampoco entendí eso. Se podría haber ido altiro. Durante la mañana conversamos, traté de acercarme y me rechazó permanentemente. Para variar hablamos mucho sobre sexo. Le conté que había comprado una pila de cosas que ella había dicho que quería, y se los mostré. Le llamaron la atención los juguetes. Ya había usado algunas cosas de BDSM. Me pidió que le llevara desayuno, me mostraba memes, se reía. Todo más o menos normal. Cerca de las 2 me preguntó si la iba a dejar o pedía un Uber. Le dije que la fui a buscar y que la iría a dejar. A esa hora me había dicho que lo había pensado y que quería estar sola. No sentí nada. La fui a dejar, bajé sus cosas y le di un abrazo. Me dijo que le avisara cuando volviese a mi ciudad. 

Aún me quedaba toda una tarde y una noche. No me iba a ir de esa ciudad sin haber tirado. Busqué páginas de escorts y di con una colombiana bien bonita. Cobraba 50.000 la hora, le dije que quería dos. Llegó al departamento y era una auténtica profesional. Una terapeuta del sexo. Le conté mi situación. Me pidió ver la maleta con juguetes, los prendimos, se sorprendió por la buena calidad que tenían. Se puso un par de cosas y pasamos a la cama. Como siempre había sido en mis antiguos asuntos con prostitutas, me hizo sexo oral sin condón. Fue la mejor garganta profunda de mi vida, incluso le salieron lágrimas. Mi erección casi parecía un obelisco, ya no me acordaba cuándo había sido mi última cachita, espero que fuese a fines de 2019, pero ni de eso estaba seguro. 

Harto sexo oral, me puso condón y empecé a penetrarla. Mucho rato. Demasiado rato. Se quejó porque me había olvidado de meterlo despacio y llegué y se lo puse. Lo retiró y dijo que primero tenía que saludar y después entrar. No sé cómo se me había olvidado esa precaución, si incluso la que a esa hora era mi ex me había advertido que se lo metiera despacio pues su vagina era estrecha. En fin, estuve como una hora dándole y no podía acabar. Claro, esa es una de las razones por las cuales soy monógamo: Me cargan los condones. No siento nada y no puedo acabar. Después de como una hora dándole al asunto, el pico se me había cansado, y ella también. Paramos un instante y volvió a chupármelo. La tomé y la puse para hacer un 69. Acabó y se corrió dos veces. Luego se montó arriba mío, como que se subió arriba del obelisco que había vuelto a ser mi pico y empezó a empalarse con fuerza. Salía y volvía a sentarse encima en forma brutal. Han pasado dos días y siento dolor en el pubis, pero me acuerdo y me río. Tampoco acabé con eso. Supongo que son los famosos movimientos de las prostitutas caribeñas que hacen acabar tan rápido a los chilenos.

Después siguió lamiéndome según mis instrucciones mientras yo me masturbaba. Me preguntó donde quería acabar, me dio opciones, no le respondí. Luego me preguntó si quería acabar en su boca. Esa era la pregunta que yo quería oír. Dijo que se lo iba a tomar todo y que iba a hacer gárgaras con mi semen. Seguí pajeándome y empecé a acabar. Le avisé y me lo empezó a chupar. Acabé en su boca... mucho semen. Muchísimo. Otro tanto ya había saltado sobre mi abdomen. Lo que alcanzó a entrar en su boca, fue al baño a botarlo, dijo que era mucho para tragárselo en una primera cita.

Ya había pasado una hora y media de las dos horas y yo estaba feliz. Cuando acabé me reí como hace tiempo no lo hacía. Fue un momento de auténtico éxtasis. Seguimos conversando, me contó de su vida, de sus orígenes, de los problemas con sus familiares (hartas cosas parecidas a mi ex...). Después de nuestra sesión iba a ir al cumpleaños de una compatriota suya que había conocido a un hombre en Chile y se había casado. Se convirtió en dueña de casa y abandonó el oficio. No encontraba uber ni nada de eso, así que me ofrecí a llevarla. La fui a dejar y nos despedimos con un besito en la boca. Estaba preocupada de que no me perdiera en el camino de regreso, así que le avisé que había llegado bien. Me respondió como cuatro horas después, a la 1:30, preguntándome si seguía en la ciudad o había viajado de vuelta.

Volví al departamento y tenía una llamada perdida de mi ex. La llamé de vuelta y dijo que me había llamado solo para saber como estaba. Le dije que se me había hecho tarde y que me volvería temprano al día siguiente. Puso voz de decepción porque me iba antes de almuerzo. Le dije que me podía quedar y almorzábamos juntos. Dijo que si y que me iba a avisar.

En la mañana siguiente me junté con una ex de hace 15 años. Fuimos a tomar desayuno, conversamos, lo pasamos re bien. Terminamos y seguimos como amigos, aunque lo curioso fue que mientras me contaba cosas de su hija y le comenté que no se preocupara porque yo a esa edad hacía cosas parecidas y al final resulté normal, se rió y me dijo que normal, normal, no, pero sí funcional.

A eso de las 10:30 volví a departamento, hice algunas compras y emprendí el retorno. Mi ex, como era de esperar, no me escribió ni llamó. Le avisé que había llegado a mi ciudad, en un tono frío, y me respondió inmediatamente, en el mismo tono. Luego borré nuestras conversaciones.