viernes, 31 de marzo de 2017

Locas de mierda

Ayer tuve una de las experiencias más raras de toda mi vida. Hoy he desinstalado Tinder. La historia pudiera haber sido entretenida hace unos años atrás, pero esto ha sido muy jodido. Todo empezó con un match. Tengo decenas pero usualmente nunca saludo a las minas. Pienso que hay que estar bastante mal en la vida para andar buscando algo con aplicaciones así. Bueno, la última especie de relación que tuve nació con una aplicación parecida, pero yo era un extranjero así que realmente no tenía posibilidad de conocer a alguien.

En esta ocasión, la mina me habló con insistencia. Me dijo que me ubicaba y era efectivo. Sus fotos eran normales, sé que no era muy buena porque me habria acordado mejor de ella si hubiese sido rica. Pero que va, hace rato que no salía con alguien y podríamos pasar un buen rato. Así que quedamos en uno de mis locales favoritos. Todo salió mal. La mina estaba loca. Pero no loca normal o loca linda. Estaba loca en mala. Es una lástima pero reforzó el estereotipo que tengo contra las psicólogas. Todas de patio. Y es una lástima porque la única mujer que he conocido y se ve relativamente interesante también estudió esa carrera.

Estas locas no son feministas. Como que me dan pena porque tienen una imagen totalmente distorcionada de lo que significa ser hombre. En su imaginación la vida de los hombres es andar tomando y tirando sin ningún tipo de decoro. Este tipo de minas no sabe nada de nada pero da cátedra de todo. La loca en cuestión empezó a tomar un trago tras otro, como si eso fuese lo normal que se hace en una primera cita. Pero no señor, este tipo de loca de mierda cree que por ser una mujer "empoderada" tiene derecho a saltarse cualquier norma de comportamiento o decencia. Que por ser una mujer posmoderna tiene derecho a hacer todo lo que ella quiera. Me da asco. Nadie puede hacer todo lo que quiere. Si yo pudiese hacer lo que quisiera le andaría sacando la cresta a medio mundo y hubiese asesinado a un buen par de weones. Pero no puedo, no se debe matar gente. ´

En el pub la mina dio un jugo piola, en todo caso. No gritó ni se subió arriba de las mesas. Se dedicó a hablar mierda y lo patética que era su vida. En eso pudimos concordar, la mía no anda lo bien que hubiese esperado a estas alturas. Después de tres horas no agradables nos fuimos solo porque me puse pesado y le dije que me iba a ir nomás. Si quería que la llevase en auto se tenía que ir ahora. Por supuesto que pagó todos los tragos que se tomó. No intenté contradecirla ni ofrecerme a pagar toda la cuenta. No me preocupé si podía caminar o seguirme.

Llegamos al auto y me dijo que necesitaba un café. Pasé a comprarle uno para llevar. Cuando volví al auto me preguntó si yo tenía ganas de darle un beso. Le dije que no. Me preguntó si quería tener sexo con ella. Le dije que no. La mina en cuestión no era mala pero tampoco tan buena. Actuó como si por primera vez en su vida fuese rechazada. Que mierda se cree este tipo de minas. En su imaginación los hombres somos básicos y no podemos rechazar una oferta de sexo. Que se vaya a tomar por culo.

Manejé hasta su casa. No se quería bajar, me pedía específicamente que fuéramos a un motel. Después este tipo de mina es la weona que sale con #NiUnaMenos o las caricaturas ridículas sobre consentimiento sexual. Le dije que no unas veinte veces. No me iba a encamar con ella. Luego me preguntó si ya que yo no quería darle un beso, podía ella darme un beso a mi. Me dio pena y le dije que si. Empezamos a agarrar en la calle. Era jueves y pasada la 1 de la mañana no andaba tanta gente. Podían ser unos besos locos y listo. Pero empezó a desabotonarme la camisa, a soltarme el cinturón y meterse en mi cierre. Le dije que parara, que yo no quería. En estricto rigor, si la situación hubiese sido al revés, habría sido un intento de violación. 

Por enésima vez le dije que se bajara del auto. Me suplicaba que fuéramos a tirar a un motel. Como todas las locas debe ser bastante caliente en la cama. Pero ya he tirado con demasiadas locas. Estoy listo, no quiero más guerra. Le dije que ya no era divertido y que se bajara. Ella no lo podía creer, entreabría la puerta como haciendo que se iba a bajar, quizás pensando que yo iba a ceder y la iba a llevar al motel. Cuando finalmente entendió que no quería tirar con ella se calmó un poco y se bajó del auto. 

Espero no volver a saber de ella. Pero eso no resuelve el problema de cuantas locas de mierda pueden andar por ahí. Ya no soporto a ninguna mina que me venga a hablar del patriarcado ni ninguna de esas mierdas. Este tipo de loca de mierda es demasiado vulgar.