Me molesta que tengas novio. Hace unos días nos pasamos toda una tarde hablando, y me he pasado todo este año pensando que me gustas. Pero sales con tu novio en tu foto de perfil. Eso está mal. Debería ser el adiós.
lunes, 14 de diciembre de 2020
lunes, 7 de diciembre de 2020
Calma. Cálmate.
Te acabas de poner una polera veraniega. Te queda apretada. Has subido 10 kilos desde marzo. Tuviste que dejar de ir al gimnasio. Llevas 9 meses encerrado. No caminas. No te mueves. Con suerte haces flexiones de brazos, muy de vez en cuando. Ni siquiera intentas hacer tiburones. Pero no te desesperes. Lo primero es que tienes que dejar de comer tanta basura. Ignora esos tarros de Nutella y esa mantequilla de maní. Te acabas de cambiar de polera, por una que te queda algo menos ajustada. Te la sacas. Te pones una XXL, de esa época en la que estabas mórbido y te queda grande. Ahora estás obeso y no tienes ni gimnasio ni puedes ir a la nutricionista. Te pesas en tu pesa moderna y a veces has perdido kilos de músculo. Quieres perder grasa, pero no has podido. Calma. Toma agua. Toma tus vitaminas, come tus proteínas. Dejar de comer golosinas. Guarda esos chocolates y ese turrón que te regalaron.
Te da susto pesarte porque habías perdido 3 kilos de grasa y temes haberlos recuperado. No te asustes. Deja de comer golosinas y pésate en dos semanas más. El 21 de diciembre. Estarás mejor. Sigue con tus ejercicios. Estás en cuarentena, pide un permiso para salir a caminar. No te preocupes tanto si pierdes musculatura. Ya la recuperarás. Trata de bajar de talla. Algún día volverás a la calle y tus trajes te están esperando. Te tienes que recuperar.
jueves, 26 de noviembre de 2020
26 de noviembre de 2020.
martes, 29 de septiembre de 2020
500 años
El ancestro más remoto que está identificado en mi familia nació en 1528. Jobst Strebel. No tengo idea como denominarlo, ni en que grado de parentezco estoy. Otra rama de la familia tiene a Leonhard Boss, nacido en 1532, como el primer antepasado registrado.
Esas dos familias quedaron vinculadas en 1740, con el matrimonio de Ambros Schmidt y Apollina Kiesel. Ambros Schmidt nació en 1713 y murió en 1744. Era hijo de Georg Schmidt y de Anna Catharnia Birngruber. Georg Schmidt nació en 1682 y murió en 1718. Su señora había nacido en 1689 y muerto en 1740.
Georg Schmidt era hijo de Ambrose Schmidt y Margareta Boss. Margareta Boss era hija de Wilhelm Boss y Helena Margareta Kreuttner. Wilhelm Boss era hijo de Hans Boss y Maria Bueckhard. Hans Boss era hijo de Johannes Boss y Anna Goehs. Johannes Boss era hijo de Leonhard Boss (1532-1607) y de Margareta Webber (1532-1597). El padre de Anna Goehs era Leonhard Goehs (nacido en 1533)
Por su parte, Apollina Kiesel era hija de Johann Stephan Kiesel (1672-1732) y de Margarete Barbara Mossmeier (1691-1736). Johann Stephan Kiesel era hijo de Johann Georg Kiesel (n. 1646) y de Barbara Siler (n.1647). Johann Georg Kiesel era hijo de Georg Kiesel (1617-1687) y de Apollina Strebel (1608-1686). Georg Kiesel era hijo de Hans Kiesel (n. 1591). Apollina Strebel era hija de Jobst Strebel (1555-1611) y de Regina Renger (n.1580). El padre de Jobst Strebel tenia el mismo nombre y había nacido en 1528.
Es curioso que las personas de los siglos XVI y XVII hayan vivido más que las nacidas en el siglo XVIII. Y yo, nacido en el siglo XX, sigo soltero y sin hijos. A esta edad no tengo otra opción que una mujer menor. Siempre fui tan agrandado, y las mujeres que consideraba muy chicas ya andan pisando los treinta años. Algunas se han casado. ¿Debería sentirme responsable?
martes, 25 de agosto de 2020
Esto es un mal déjà vu
El asunto se ha complicado. Esto se parece a algo que ya he vivido. Era el 2009 y conocí por internet a una chica. Un par de años menor. Ambos teníamos blogs con harto movimiento y empezamos a conversar. Me gustaba. Creo que era mi escenario típico en el que la mina engancha conmigo y luego no hago nada más. Yo estaba caliente, hace un rato que no tenía una relación seria. Había estado saliendo con una actriz, con la que no pasó mucho y tenía una casera, o amiga permanente con ventaja. Esta mina de internet me había dejado algo loco, era atractiva y estudiábamos la misma carrera.
Ese era mi estado de ánimo cuando en un carrete empecé a agarrar con otra mina. Un par de años mayor que yo, rica, divorciada, con hijos chicos. Una artista gráfica condenada a trabajar en la empresa de su padre. Y por alguna estúpida razón me pegué el salto a ser padre sustituto. Algo que sabía que no correspondía. Pero pasó. Eso duró cuatro o cinco años y, bueno, sirvió para aprender.
Este año del coronavirus he estado chateando y con un par de videollamadas con una chica italiana. La conocí en mis estudios de posgrado. Es 13 años menor que yo, aunque en un par de años ella estará en la treintena y yo seguiré en el comienzo de los cuarenta. Nos conocimos en junio del 2019. Creo que le gusté, sin hablar mucho nos agregamos a facebook. Compartíamos un grupo enorme de WhatsApp, saqué su teléfono y le empecé a hablar. Soñaba con ella, en estos días da lo mismo que esté en Roma o a dos cuadras de mi casa, tampoco nos podemos ver. Lo triste es que en algún momento cambió su foto de perfil, aparece muy abrazada con un perico. El tipo no tiene mucho brillo. Es feo y medio porro. Ella le hizo la tesis. El debe tener alguna gracia, pero yo soy fantástico en todo sentido.
Y así, quedé caliente. Con ganas de conocer a alguien, de tener una relación. Armar una familia, casarme, tener hijos y si tengo suerte pasar la próxima mitad de mi vida con ella, o con alguien. En este calentura he instalado el pasaporte de Tinder. En Ucrania la cosa es increíble. Lleno de modelos, simpáticas y la app me avisa cuando le gusto a alguien. Ya tengo como 100 matches. Evidentemente, en ese número debe haber de todo. Con una de esas chicas empezamos a conversar en español. Ella habla el idioma y estaba trabajando en unas traducciones. Me pidió ayuda, le revisé el trabajo y hemos seguido conversando. Es media artista. No sé si fue a la universidad. No sé que edad tiene. Hoy hablamos dos horas, me gusta su voz, creo que también le gusto a ella. Entre muchas cosas me contó algunos asuntos que me dan mala espina.
Si pudiese elegir, me quedaría con mi amiga estupenda, la italiana, pero no me pesca mucho.
martes, 11 de agosto de 2020
¿Que falta?
Hace unas semanas me pesé. Había subido 3 kilos, desde marzo a julio. Me estresé. Ahora no me he vuelto a pesar, pero tengo ansiedad y creo que he subido más todavía. Por primera vez durante esta pandemia, hay ropa que me está quedando apretada. Hoy espero dormir bien y no comer a medianoche.
Este día fue bueno. Me desperté a las 11. Tuve una reunión interesante de las 15 a las 16:30. Vendí acciones y gané algo de plata en la bolsa. Redacté dos escrituras y un recurso. Debería ser un buen día. Pero no me siento bien. Estoy muy aburrido con el encierro. No hablo con nadie. Entre abril y junio estuve pinchando con una compañera de posgrado. Ella es extranjera. Creo que tuvimos algo, al menos se preocupaba por mi. Debe haber regresado con su novio, nuestro asunto se enfrió y sería todo. Luego, empecé a conversar con una chica que conocí en una conferencia. Ella es modelo, pero no me gusta. Eso es extraño, porque es rica, pero su cara no me convence. Fue entretenido conocerla y compartir música. Una noche soñé con ella y era algo medio pesadillezco.
Con mi compañera de posgrado soñé una vez, ella sí me gusta. Andábamos juntos, corriendo, organizando un congreso o algo por el estilo. También he conversado con una ucraniana que habla español. La he ayudado a traducir algunas cosas de su trabajo. Es piola, media hippie. De todas las minas ucranianas que he conocido, es una de las pocas con las que he hablado afuera de Tinder. Hablamos por el facebook. Sé muy poco de ella. No es de las más bonitas, pero tampoco es fea. Y hablamos el mismo idioma, lo que es una ventaja.
Con la mina que me gustó hasta el año pasado, cuando tuvimos un momento, pero no me porté del todo bien, he confirmado mis temores. Es muy chica. No conozco su fecha de nacimiento exacta, pero por la época en la que entró a la universidad, creo que tenemos unos 15 años de diferencia. Eso es demasiado.
A mi ex la dejé en visto, no le he vuelto a responder. No fue de mala onda, sino que me escribió y yo ya estaba durmiendo. Y al día siguiente no le escribí, y así por más de dos semanas. También me escribe otra ucraniana que conocí en España. Es de las pocas mujeres que encuentro desagradables física y mentalmente. Es chica y no tiene ninguna gracia. Y es rara, me recuerda a una tía en Alemania. Es de esas mujeres que todo lo habla en forma literal y que si le dices que pasó un gato volando, lo cree.
El viernes hablé por teléfono con dos amigos. No me gusta esto de los carretes por zoom, me parece que es una mala justificación para tomar trago. Yo estoy al borde de la depresión, no puedo lidiar con la caña y el alcohol, depresor del sistema nervioso central, me deja demasiado triste al día siguiente. Y bueno, llamé a un amigo, que estaba con otro, y nos pusimos a hablar. Ellos tomaban y yo no. Uno es un buen par de años mayor, con hijos y separado. El otro es solo un par de años mayor, soltero y sin hijos, como yo. Les contaba que el único lujo que me doy en estos días es pagar 25.000 por la versión plus de Tinder, que permite viajar por el mundo y saber cuando alguien me ha dado un like. Estoy estacionado en Ucrania, y solo saber que, aunque sea accidentalmente, le he gustado a minas tan bonitas, me sube el ánimo.
Mis paseos por Chile me deprimen más. Es demasiada la fealdad de las chilenas que aparecen en mi Tinder. Supongo que habrán minas más ricas a las que no les he gustado. El algoritmo me pone a un nivel que es del terror. Y así se fue un buen día, que de alguna manera tengo que aprovecharlo para sentirme mejor.
sábado, 2 de mayo de 2020
¿Estás viendo a alguien?
como el cuaderno del mejor alumno.
El borracho del pueblo
dormirá en una zanja,
el tren expreso pasará
sin detenerse en la estación,
y la banda del Regimiento
ensayará infinitamente
la marcha que toca hace veinte años en la plaza.
Sólo que algunos niños
dejarán sus volantines enredados
en los alambres telefónicos,
para volver llorando a sus casas
sin saber qué decir a sus madres
y yo grabaré mis iniciales
en la corteza de un tilo
pensando que eso no sirve para nada.
Los evangélicos saldrán a las esquinas
a cantar sus himnos de costumbre.
La anciana loca paseará con su quitasol.
Y yo diré: “El mundo no puede terminar
porque las palomas y los gorriones
siguen peleando por la avena en el patio”.
CUANDO TODOS SE VAYAN
lunes, 6 de abril de 2020
¿A quien?
No quiero un ventilador mecánico ni aparatosas maniobras de resucitación. No siquiera no sufrir. A lo mejor este coronavirus es mi oportunidad de morir, ya que no me puedo matar a mi mismo.
El final del año pasado fue horrible en lo social. El país quemándose y partido en dos. Y este comenzó igual de mal, con la decisión más estúpida del año. Me demoré mucho en decidirme a arrendar un departamento y esta cuarentena me encontró, de nuevo, en la casa de mi mamá. Con mi hermana que está enferma y mi hermano que es un inútil. Lo único que se puede rescatar es que pude hacer las compras y esta familia tiene para meses de provisiones y mascarillas.
Estoy tan aburrido de mi vida que esta podría ser mi salida. Y todo se puede ir a la misma mierda. Ni siquiera tengo algo de optimismo. Hasta ayer tenía la meta de irme de la casa, esperando que la tercera sea la definitiva.
Estoy más que agotado, puedo morir y no tengo ningún incentivo para vivir. No es que todo me dé lo mismo, sino que no hay nada. Mis hermanos no son malos, pero una tiene una especie de retraso y el otro es un inútil cobarde y maricón. Si me muero mi mamá será mi única heredera. Eso está bien, pero lo terrible es que, eventualmente, mi hermano la heredará a ella. Esa idea me molesta mucho. Este par de huevones no se preocupa de nada. Yo saqué plata de mis ahorros para comprar un ventilador mecánico si fuera necesario, pero el par de brutos no hace nada. No sé si son tontos o miserables. Creo que mi hermana es tonta y que mi hermano es tonto y miserable.
Y acá estoy, sin poder hacer ejercicio. Haciendo teletrabajo solo por audio, dictando órdenes acostado en pijama, sin ganas de lavarme los dientes o afeitarme. Menos de ducharme o vestirme.
Hace unos días reinstalé Tinder con la versión de pago, y por la cresta que son feas las chilenas. Las que no son feas son cuicas. Y las cuicas son terribles, ya vengan en la versión hippie progre o en la versión cuica-cuica. He turisteado en todo el mundo. Las que más me gustan viven en Ucrania. Son muy bonitas las ucranianas. Tengo ene matchs, deben ser putas.
En España, en mi zona al menos, diría que el 80% tiene un anillo en la nariz. Las peores tienen uno que pasa por los dos orificios, parecido al que se les pone a las vacas en el campo. Y esos putos tatuajes enormes. No tengo tantos problemas con un tatuaje discreto. Una estrellita en el antebrazo. Bien. Algunas se ponen uno en todo el brazo, en la zona del hombro, o en todo el muslo. Lo encuentro del peor gusto posible. Me da asco.
Todo está podrido. Estoy atrapado en una vida de mierda, en una ciudad de mierda, en un país de mierda.