lunes, 28 de noviembre de 2016

Good bye.

Bajo los efectos de algunos medicamentos me gustaría matarme. Mucho. Dejar de estar en esta vida parece el mejor de los panoramas posibles. No puedo contarle a nadie lo aburrido que estoy. El tedio me consume y no vislumbro nada más dulce que no existir. 

Hace un mes como que compré un auto. Ofertas de final de año, menos de veinte millones de pesos. Lo pagué con mis ahorros, pero como que no es mío. Se supone que la mamá va a vender un par de cacharros, me pasará la plata y entonces es como de ella.Como si la plata con la que pagué el auto fuese a cuenta de futuros ingresos.

Es terrible esta dinámica. Familia disfuncional. Padre ausente. Hermano demente. Madre omnipotente. Cuando salí del colegio me debería haber ido de acá, pero fui extorsionado por ella para quedarme en la casa. He dejado de preguntarme cómo habría sido mi vida si hubiera aprovechado las oportunidades. Mis puntajes en la PAA. Haberme ido dos años a Brasil con una beca. 

Logré estar siete años fuera del hogar. Viví entre 2007 y 2014. Fui adulto, trabajé, logré titularme. Tuve un perro. Por un tiempo crié hijos de otro. El año 2014 fue entretenido dentro de todo, me reencontré con amigos y tuvo algo de encanto volver a sentirme artista y sobretodo bohemio. A fines de ese año estuve cambié de trabajo, aunque con permiso. Sin soltar la teta de mi trabajo actual que es aburrido y tedioso. 

En fin, he ido al psiquiatra por varios años y no hay caso. Quizás el tipo, a pesar de su prestigio y caerme bien, es un chanta. Mi fracaso como adulto ha reforzado mi misantropía inmanente. No sé si odio al mundo porque me odio a mi mismo, o me odio a mi mismo por odiar el mundo. Mientras me sentí exitoso ese odio estaba atenuado. Podía ser indulgente con los defectos de los demás. Hoy comparo mi fracaso con sus éxitos y me cuestiono de manera doble. En este momento el fracaso es completo. Hace unos días gasté medio millón de pesos en libros...escritos en inglés. Se supone que sé ese idioma, lo hablo desde niño y tengo todas las certificaciones posibles. Pero ahora leo palabras y no las conozco. Palabras que suenan nuevas. Tengo alergia y epilepsia. No tengo alergia ni epilepsia. 

El 2015 lo pasé en el extranjero haciendo un LLM. Me fue bien. Pero sigo acá, en una pieza que es del porte de algunos departamentos en venta. Veintidós metros cuadrados llenos de ácaros y muebles. En este preciso instante, si tuviese un revólver, me volaría la cabeza. Ya no. Pero estoy muerto, esto no es vida. En cierto modo, mis deseos han sido cumplidos. Estoy muerto sin haberme disparado en la cabeza.