viernes, 17 de octubre de 2014

17 de octubre.

Hay cientos de cosas interesantes que pasan a mi alrededor, pero hice este blog anónimo para hablar sólo de lo que me pasa a mí. A ratos soy muy huevón y pienso demasiado en tantas cosas que cuando me animo a escribir me cuesta una enormidad ordenar mis ideas. A ratos lo logro y he producido algunos escritos bien interesantes. Pero ahora tampoco quiero escribir de nada trascendente, sino plasmar mi incomodidad por la contradicción interna que a ratos se manifiesta y me quita la tranquilidad: sé que mi lucidez es incómoda y debiese asumir mi realidad, pero por otro lado me gustaría compartirla con una mujer que pueda tolerarla. Cuando me muera seguiré buscando la verdad, ese es el camino que me motiva. Sé que nunca la encontraré, pero cada paso que pueda dar será un avance. Eso es solo una parte del problema.

Tengo que vivir una vida de hombre y parte de mi es un genio. O aspirante a desarrollar la genialidad de mis pensamientos, que no logro reducir a pesar de consumir grandes cantidades de pornografía o de comida para acallarlos. Y quiero acallarlos por miedo, solo por miedo a que no sean recibidos. A que en el fondo no sean tan geniales. Pero tampoco eso me impide escribir. Puedo decir que me han leído miles de personas, mis intentos de poesía tienen cerca de dos mil visitas, mis artículos académicos están dentro del top uno por ciento mundial. Mi antiguo blog fue visto cerca de cincuenta mil veces. Pero no me gano la vida escribiendo. No podría hacerlo. Escribir para ganarse la vida es un oficio de poca dignidad por el peligro que entraña decir cosas por necesidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario