martes, 11 de agosto de 2020

¿Que falta?

 Hace unas semanas me pesé. Había subido 3 kilos, desde marzo a julio. Me estresé. Ahora no me he vuelto a pesar, pero tengo ansiedad y creo que he subido más todavía. Por primera vez durante esta pandemia, hay ropa que me está quedando apretada. Hoy espero dormir bien y no comer a medianoche.

Este día fue bueno. Me desperté a las 11. Tuve una reunión interesante de las 15 a las 16:30. Vendí acciones y gané algo de plata en la bolsa. Redacté dos escrituras y un recurso. Debería ser un buen día. Pero no me siento bien. Estoy muy aburrido con el encierro. No hablo con nadie. Entre abril y junio estuve pinchando con una compañera de posgrado. Ella es extranjera. Creo que tuvimos algo, al menos se preocupaba por mi. Debe haber regresado con su novio, nuestro asunto se enfrió y sería todo. Luego, empecé a conversar con una chica que conocí en una conferencia. Ella es modelo, pero no me gusta. Eso es extraño, porque es rica, pero su cara no me convence. Fue entretenido conocerla y compartir música. Una noche soñé con ella y era algo medio pesadillezco. 

Con mi compañera de posgrado soñé una vez, ella sí me gusta. Andábamos juntos, corriendo, organizando un congreso o algo por el estilo. También he conversado con una ucraniana que habla español. La he ayudado a traducir algunas cosas de su trabajo. Es piola, media hippie. De todas las minas ucranianas que he conocido, es una de las pocas con las que he hablado afuera de Tinder. Hablamos por el facebook. Sé muy poco de ella. No es de las más bonitas, pero tampoco es fea. Y hablamos el mismo idioma, lo que es una ventaja.

Con la mina que me gustó hasta el año pasado, cuando tuvimos un momento, pero no me porté del todo bien, he confirmado mis temores. Es muy chica. No conozco su fecha de nacimiento exacta, pero por la época en la que entró a la universidad, creo que tenemos unos 15 años de diferencia. Eso es demasiado. 

A mi ex la dejé en visto, no le he vuelto a responder. No fue de mala onda, sino que me escribió y yo ya estaba durmiendo. Y al día siguiente no le escribí, y así por más de dos semanas. También me escribe otra ucraniana que conocí en España. Es de las pocas mujeres que encuentro desagradables física y mentalmente. Es chica y no tiene ninguna gracia. Y es rara, me recuerda a una tía en Alemania. Es de esas mujeres que todo lo habla en forma literal y que si le dices que pasó un gato volando, lo cree. 

El viernes hablé por teléfono con dos amigos. No me gusta esto de los carretes por zoom, me parece que es una mala justificación para tomar trago. Yo estoy al borde de la depresión, no puedo lidiar con la caña y el alcohol, depresor del sistema nervioso central, me deja demasiado triste al día siguiente. Y bueno, llamé a un amigo, que estaba con otro, y nos pusimos a hablar. Ellos tomaban y yo no. Uno es un buen par de años mayor, con hijos y separado. El otro es solo un par de años mayor, soltero y sin hijos, como yo. Les contaba que el único lujo que me doy en estos días es pagar 25.000 por la versión plus de Tinder, que permite viajar por el mundo y saber cuando alguien me ha dado un like. Estoy estacionado en Ucrania, y solo saber que, aunque sea accidentalmente, le he gustado a minas tan bonitas, me sube el ánimo. 

Mis paseos por Chile me deprimen más. Es demasiada la fealdad de las chilenas que aparecen en mi Tinder. Supongo que habrán minas más ricas a las que no les he gustado. El algoritmo me pone a un nivel que es del terror. Y así se fue un buen día, que de alguna manera tengo que aprovecharlo para sentirme mejor. 

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