miércoles, 12 de julio de 2017

Planes, planes...

Con el plan A) no voy del todo bien. No corre al 100% pero algo he avanzado. Más me he distraído buscando departamentos en España, en las ciudades donde podría hacer el doctorado. Mi plan para renunciar a mi trabajo aburrido y empezar como independiente ha sido matizado. El 21 tengo hora con una psiquiatra, según mi psicóloga tengo el síndrome de burnout pero eso debe ser diagnosticado por una especialista, que pueda recetar medicamentos y eventualmente dar licencia.

Hoy apareció otra situación. Este semestre que viene sigo haciendo clases en la misma universidad de siempre Y de otra universidad me han pedido que dicte dos cursos. Estar dentro del 3% mundial en mi área parece ser bueno...¿pero en Chile? Entonces me sumo al grupo de gente que se aburre de este país. Nunca enviaría una carta al diario para contar las razones por las cuales es bueno irse de Chile. Tengo doble nacionalidad, podría vivir en cualquier país de Europa.

Pero la situación es la siguiente: Si mi plan ahora es empezar a vivir el 2018 en Europa, necesito seguir ahorrando. Para eso no me sirve renunciar a mi trabajo aburrido y lanzarme como independiente. Pero a menos que siga con medicación, no puedo soportar lo patético que es mi trabajo. Quizás la psiquiatra me encuentre para el gato y me obligue a tomar licencia, con lo que no podría hacer clases en ningún lado. El lado bueno de eso es que seguiría recibiendo el sueldo sin tener que ir a ese lugar que me apesta. El lado malo es que si me va mal con Europa, tendría que volver por acá y haber dejado plantadas a dos universidades a comienzos del segundo semestre no me apetecería.

Otra cosa que me he dado cuenta es que en realidad no tengo amigos. Actualmente, no tengo amigos. No es que sea del tipo antisocial, ni introvertido. Pero la realidad ha cambiado. Quizás yo mismo. Hubo una época en que tenía que estar cada fin de semana en distintos lugares, convivdado a distintos cumpleaños. De pronto me di la gana de empezar a no ir. Dejé de salir. Mis amigos de esa época siguieron el camino normal, hoy están casados y con los hijos ya entrando al colegio. Si coincidimos podemos salir a almorzar, tomar algo, pero estamos en distintas frecuencias. Uno de ellos está muy bien posicionado, es inteligente y además ha tenido suerte. Eso sí, en un momento de su vida necesito una cantidad importante de plata y se la presté. Tuve que cobrarle. Me carga cobrar. En eso me siento como una especie de último hombre de honor. Yo no podría deberle un peso a alguien y al mismo tiempo darme la gran vida. Eso lo hacen los rotos. Y los rotos hacen nata en Chile. Esa es otra de las razones para querer irme de acá.

Pero tampoco saco nada con odiar tanto el lugar donde nací. Si las cosas salen mal es posible que viva acá los próximos 50 años de mi vida. Si es que no vivo más, en mi familia la longevidad está en ambas ramas.

Resumiendo, tengo que terminar mi tesis antes del 16. El 21 iré a la psiquiatra. Esté a lo que ella determine. Puedo hacerlo.


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