lunes, 21 de julio de 2014

Lunes 21

Mañana tengo hora con mi loquero. En casi un mes y medio he bajado tres kilos. Había perdido cinco, pero subí dos. Un amigo se operó de la guata. Parece que está de moda: carretear hasta que el cuerpo ya no sea capaz de absorber tanto hueveo.

Me siento mal. El fin de semana tomé una pésima decisión: en lugar de juntarme con una amiga que quería pasar la noche conmigo, viajé muchos kilómetros a ver a otra que me dejó plantado. Hablé con ella el domingo temprano. Me atrasé en salir, es cierto, pero finalmente llegué media hora más tarde de lo acordado. Me siento como un imbécil por haber confiado en ella. Dice que al final estuvo vomitando todo el día. No me molesta creerle o no, espero no saber nunca más de ella. Estoy enojado conmigo mismo, por haber sido tan ingenuo.







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